El reflujo vesicoureteral (RVU) es el flujo retrógrado de orina desde la vejiga al uréter y la pelvis renal. Puede ser uni o bilateral. Se trata de un trastorno tanto anatómico como funcional con consecuencias como las infecciones del tracto urinario, la hipertensión y la aparición de cicatrices renales que pueden llevar a la alteración de la función renal. El principal objetivo de su tratamiento es evitar la aparición de estas complicaciones.
La causa o causas no están totalmente claras. Clásicamente se ha aceptado como una alteración congénita en el desarrollo de la unión vesicoureteral.
El reflujo también puede ser una patología adquirida y existe suficiente evidencia científica que demuestra una asociación entre el reflujo y varios tipos de alteración de la función vesical como la vejiga hiperactiva neurógena.
Se estima que la prevalencia de RVU en niños asintomáticos es de 0,4-1,8%. La historia natural del RVU primario es a la resolución espontánea, lo que explica su alta incidencia en niños comparada con adultos. La resolución espontánea del RVU depende de la edad de presentación, el sexo, el grado, la lateralidad, la modalidad de presentación y los factores anatómicos. Es más probable antes del primer año de vida, en grados bajos, pacientes asintomáticos con ureterohidronefrosis (UHN) antenatal o RVU en hermanos.
La presencia de anormalidades corticales renales, disfunción vesical o infecciones urinarias febriles son factores predictivos negativos para la resolución del reflujo.
La imagen es la base del diagnóstico y el manejo del reflujo.
El objetivo principal del tratamiento del RVU es prevenir la morbilidad aguda de las infecciones febriles y pielonefritis agudas, con el consiguiente objetivo de reducir el daño renal. Clásicamente, se consideran dos opciones terapéuticas: un manejo conservador no quirúrgico y el abordaje quirúrgico.
El tratamiento médico consiste en la administración profiláctica de un agente antibiótico a un cuarto o un tercio de la dosis terapéutica habitual. Se administra por la noche.El tratamiento quirúrgico se prefiere al médico en pacientes con infecciones febriles, a pesar de tratamiento médico, en pacientes con escaso cumplimiento terapéutico, en pacientes con anomalías del parénquima renal y reflujo de alto grado. También se deben tener en cuenta las preferencias de los padres.